El Contacto Cero, como única medida de control para salir de una relación de abuso y recuperar la paz interior, cumple una multitud de objetivos a la vez.

Uno de ellos, quizá uno de los más importantes, es el hecho de brindar al sobreviviente independencia de pensamiento.

¿A qué me refiero?

Cuando formamos parte de una relación de abuso, dado que tratamos día con día con una persona trastornada y cuya vida gira en torno a una gigantesca esfera de mentiras, nuestra brújula interna (nuestra intuición) se ve alterada de manera constante.

Como personas empáticas, nuestra intuición es el arma más poderosa que tenemos al momento de escapar de situaciones que nos ponen en peligro.

Sin embargo y por desgracia, el abuso constante y la exposición a una toxicidad tan fuerte como la que representa un narcisista o psicópata, desarticula por completo este mecanismo de supervivencia, dejándonos completamente a la deriva y esclavos de la incertidumbre.

El narcisista se ocupa de sobre escribir la realidad de su presa día con día. De este modo, asegura que ésta será incapaz de escapar por sus propios medios, dado que su intuición se encontrará siempre desactivada.

Nos transformamos en investigadores privados estando con el abusador pues éste no brinda certeza de sus acciones.

Quedamos congelados dentro de un perpetuo estado de incertidumbre, dudando sobre todas y cada una de las palabras y acciones del narcisista.

El desequilibrio emocional que experimentamos dentro de una relación de esta naturaleza proviene justo de ahí, de la incertidumbre, de la falta de credibilidad en nuestra pareja.

Es una reacción completamente normal y que puede perdurar mucho tiempo después del rompimiento, ya que la carga emocional no sólo fue abrumadora sino constante a lo largo de meses o años.

Y es aquí donde viene la vital importancia del Contacto Cero:

Cuando aún estábamos con el abusador, se da por hecho que cada una de las acciones que éste llevó a cabo tuvieron el único fin de acabar con uno, y esto no está nada alejado de la realidad.

Sabemos muy bien que el narcisista o psicópata sacia su apetito mediante la destrucción del otro y por la obtención de control y poder sobre sus múltiples víctimas u objetivos.

Así pues, durante una relación de abuso, es imposible despersonalizar las acciones del otro y siempre serán interpretadas como un ataque personal.

Después de implementar Contacto Cero, le brindamos a nuestra mente la capacidad de regeneración y asimilación.

Posterior al rompimiento, al no tener presente al abusador día y noche, inicia una desintoxicación espiritual en la cual poco a poco abandonamos (de forma activa, mediante acciones concretas) las falsas ideas y conceptos que el narcisista se encargó de inyectar a nuestro inconsciente.

Y transcurridas semanas o meses, por fin podemos despersonalizar los ataques directos y comenzamos a verlos como lo que son en realidad, un patrón de conducta condenado a la eterna repetición.

Si se rompe Contacto Cero, o peor aún, si es imposible implementarlo, nos estaremos exponiendo de nueva cuenta a un desequilibrio garantizado, y dentro del cual muy probablemente nuestro ego haga de las suyas y comience a interpretar de nueva cuenta cada acción del abusador como un ataque personal.

Y esto, después de transcurrido un tiempo, quizá ni siquiera sea el caso.

La verdadera libertad psicológica se logra al superar el ego, restando importancia a las acciones que el abusador pudiera seguir llevando a cabo.

El narcisista o psicópata vivirá encadenado por toda su vida al mismo patrón, y se verá rodeado siempre de arquetipos que satisfagan su trastorno.

Él, o ella, siempre estarán buscando a la siguiente víctima, a su siguiente fuente de suministro, a su próximo «padre» o «madre» putativos, a su siguiente amante o amantes, su próxima creencia, su siguiente falso eslabón de superación…

El narcisista no va a cambiar, y es durante el Contacto Cero que, por fin, es posible llegar a esta conclusión.

Nosotros, en cambio, tenemos el control sobre nuestras emociones y acciones.

Podemos dejar de ver al narcisista como el centro de nuestro universo.

Cedamos ese sitio a la persona que de verdad merece estar en ese lugar: Nosotros mismos.

No nos transformemos en satélites de personas trastornadas…

¡Sigamos creciendo! ¡Contacto Cero!